Por: Dr. Héctor Pérez Lamela
Nuevamente la economía se ve favorecida por un mejor contexto internacional provocado por la recuperación del precio de las commodities; lo que le permite al oficialismo llegar a las elecciones mejor de lo que pensaba cuando decidió su adelantamiento.
Si bien las cifras globales de la economía nos revelan que entramos en una fase recesiva desde fines del último trimestre, la situación es mejor de lo que se esperaba hace tres meses atrás, el manejo de los fondos del ANSES, la mejora por ingresos fiscales de las retenciones por la soja, la recuperación del tipo de cambio y la asimilación por parte de los mercados de los errores en política económica de fines del 2008, nos estaría indicando un piso que aunque resbaladizo se enmarca en un escenario menos crítico que el imaginado.
En materia de empleo si bien los niveles han venido descendiendo en forma considerable el impacto del mismo todavía no llega al público en general, primero porque los organismos oficiales lo ocultan y también porque las propias empresas manejan las desvinculaciones en forma gradual para no levantar demasiado polvo.
Ahora, no esperemos un resurgimiento a corto plazo del nivel de empleo dado que en el nivel de actividad, que bien podría dejar de resentirse como hasta ahora, todavía no están dadas las condiciones para que comience una recuperación. No hay dudas que la caída de empleo ó el desempleo será materia a considerar por los votantes.
Con respecto a los precios no hay que confundirse, si bien la desaceleración en la actividad económica sumada a la devaluación administrada y gradual por el BCRA fueron factores que ayudaron a no agravar la escalada inflacionaria, cabe aclarar que en un mundo en el que se lucha contra la deflación, un ritmo de aumento de precios a nivel domestico entre el 15% y el 20% es una indiscutida muestra del deterioro que nuestra economía viene sufriendo por la falta de políticas adecuadas para la lucha contra la inflación.
Otra gran jugada de contabilidad creativa es mostrar la balanza comercial y su saldo positivo como un gran logro, cuando no hay que hacer muchos cálculos para darnos cuenta que el saldo positivo se debe a una fuerte caída de importaciones, que sumado a una presión fiscal sobre sectores medios altos provoca un financiamiento sustitutito por la baja de exportaciones. La des-política económica de este gobierno se basa en una escandalosa transferencia de fondos de sectores de la producción y el trabajo a las arcas del barril sin fondo que significa la caja fiscal.
Es imposible analizar la macroeconomía sin evaluaciones políticas, aquellos que dicen que lo económico es solo técnico, desconocen el ABC de la economía política, aunque parezcamos críticos a los gobiernos, los resultados de una política económica en el bolsillo de los ciudadanos son la causa de decisiones políticas. No me caben dudas que en este último año los que trabajamos desde cada uno de nuestros lugares, en el campo, en la ciudad, hemos aprendido que no hay negocios sin buena economía, pero sin buena política, no hay ni economía, ni negocios, ni nada.
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> abuelas de Plaza de Mayo estén junto al gobierno no tengo
> dudas.
> Mientras sigan apareciendo hijos de desaparecidos
> recobrados, no tengo dudas.
> Mientras haya quienes sigan vivando a los represores, no
> tengo dudas.
> Mientras los gobiernos de Latinoamérica estén cada día
> más ligados a la Argentina, no tengo dudas. Mientras la
> jerarquía de la Iglesia sea más afín al mensaje de los
> opositores que al mensaje del gobierno, no tengo dudas.
> Mientras el FMI esté allá pero no aquí, no tengo dudas.
>
> Mientras la extrema izquierda se vaya tanto a la izquierda
> que termine en la derecha, no tengo dudas. Mientras la
> derecha se indigne porque considera a este gobierno de
> izquierda, no tengo dudas. Mientras la Mesa de Enlace se
> sonría victoriosa rodeada de porotos de oro, y los gurúes
> de la City auguren inminentes cataclismos, no tengo dudas.
> Mientras haya tanta libertad que se pueda
> decir que el oficialismo hace todo mal y que lo seguirá
> haciendo mal, no tengo dudas.
> Mientras se pueda caricaturizar con libre albedrío a la
> presidenta y su marido en el lecho conyugal, no tengo dudas.
>
> Y si a esas caricaturas del matrimonio las incluyen en un
> film “porno”, menos dudas tendría.
> Mientras la iluminada Casandra augure que la Argentina
> “podría desaparecer del mundo civilizado”, no tengo
> dudas.
> Mientras gran parte de la sociedad democrática se expresa
> públicamente día y noche, en la vigilia y en el suelo
> contra el gobierno no tengo dudas.
> Mientras la luz y el gas no se apaguen, y no se seque la
> nafta, y no colapsen los radares, los aviones y los trenes
> sin hacer caso de las profecías, no tengo dudas.
> Mientras los jubilados de antes y los de ahora cobren
> normalmente con plata como todos los trabajadores, no tengo
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> Mientras quienes se reconocen progresistas, pero están
> contra el Gobierno, posan
> incoherentes en la foto junto a los no progresistas
> históricos, no tengo dudas.
> Mientras haya aquí patriotas aterrados porque una empresa
> multinacional argentina es estatizada en Venezuela, y esos
> mismos patriotas ni siquiera se inquietaron cuando fue
> privatizada toda la Argentina, no tengo dudas.
> Mientras de un lado esté Marcos Aguinis y del otro José
> Pablo Feinmann; y de un lado esté la Tribuna de doctrina y
> del otro Carta abierta de los intelectuales, y de un lado
> estén Blumberg, el rabino Bemberg y el gatillo fácil, y
> del otro las garantías y el juez Zaffaroni; no tengo
> dudas.
> Eso sí: tengo dudas de no tener dudas. Pero la oposición,
> paradójicamente, me inspira certidumbres. Sí, certidumbres
> opositoras contra las certezas de los
> opositores.