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Por: Carlos D. Heguy. Asociación de Productores de Leche.


Existe una tendencia generalizada en el último tiempo, una costumbre casi, que consiste en abordar el tema de la crisis de la producción, en particular el de la lechería, y las medidas para corregirla hablando de productores pequeños, medianos y grandes. Creo que es un error básico que puede llevar a soluciones fallidas.

Cuando hablamos de producción estamos planteando el problema en términos económicos.

Cuando hablamos de productores pequeños, medianos y grandes estamos planteando el problema en términos sociológicos.

Cuando un productor pequeño enfrenta problemas económicos seguramente habrá de convertirse en un problema social. Cuando un productor mediano o grande tiene problemas económicos, también. Es posible que personalmente el no devenga en un problema social si tiene alternativas de producción, pero si no puede mantenerse en la actividad lechera es seguro que el equipo humano de su empresa que queda sin ocupación constituya un problema social igual o mayor que el de los productores chicos.

El problema a nivel producción comienza cuando la ecuación costos-ingresos no cierra. Esto deriva en que el productor pequeño no puede mantener con dignidad a su familia y el mediano o el grande no pueden mantener el empleo digno de su gente. Por lo tanto el problema social derivado del económico existe cuando afecta tanto a productores chicos como a productores medianos y grandes.

El problema de hoy deviene de una complicada situación de mercado por la caída de los precios internacionales de los lácteos y una sequía inédita que catapulta los costos de producción. Pero la causa fundamental que el productor no pueda afrontar estas calamidades fueron las expoliaciones llevadas a cabo por este gobierno en los años pasados, que le ha impedido contar con los recursos necesarios.

Es por ello que para evitar los problemas sociales mencionados se debe entender que el problema a solucionar es fundamentalmente económico y debe ser abordado por el Estado con realismo, con racionalidad y fundamentalmente sin prejuicios y subjetividades emocionales.

Por otra parte es necesario entender que el funcionamiento económico del sector lechero afecta socialmente no solo a los productores pequeños, medianos o grandes, sino a todos aquellos que participan en él, empleados, profesionales, proveedores de bienes y servicios, transportistas, obreros industriales, etc. etc., muchas veces los olvidados de siempre, cuando se aborda el problema desde las preferencias ideológicas y políticas, y no con prudente racionalidad económica como debería hacerse.

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