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El 12 de septiembre a las 10:45 horas, en su casa en Dallas, Texas, falleció el Dr. Borlaug. Contaba con 95 años de edad.

Norman Borlaug, considerado el padre de la Revolución Verde y de la agricultura moderna, fue Premio Nobel de la Paz en 1970. Es el único caso en la historia de este premio en que se reconoció a un investigador agrícola.

Alfred Nobel no especificó un premio para quienes se destacaran en la agricultura o en la producción de alimentos, por lo que el comité a cargo lo reconoció con el Nobel de la Paz por su papel en el combate contra el hambre mundial: sus investigaciones con plantas de alto rendimiento agrícola fueron llevadas a varias naciones en vías de desarrollo y salvaron cientos de millones de vidas.

Nació en Cresco, Iowa, Estados Unidos, el 25 de marzo de 1914. Hijo de pequeños agricultores, cursó estudios primarios y secundarios en su pueblo, para luego ingresar en la Universidad de Minnesota, durante la Gran Depresión.

Allí obtuvo su diplomatura en ciencias forestales en 1937. Continuó sus estudios y en 1941 obtuvo su licenciatura y en 1942 su doctorado, ambos en fitopatología.

Debido al gran éxito de la fitotecnia para mejorar la producción de cereales en Estados Unidos durante la época de la Gran Depresión, a principios de la década de 1940, el gobierno mexicano solicitó apoyo a la Fundación Rockefeller para combatir el déficit alimentario que en aquel momento se sufría en el país. A tal fin, el gobierno de México, con el apoyo de la Fundación, creó la Oficina de Estudios Especiales (OEE). En 1944, el Dr. Borlaug fue a trabajar a México, en el programa de la OEE.

Luego de dos décadas de trabajo, el gobierno mexicano cerró la OEE y unos años más tarde, propuso la fundación, en México, de una institución de investigación agrícola en colaboración con la Fundación Rockefeller y, en 1966, se creó el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) con proyección internacional. Muchos de los técnicos e investigadores que trabajaron en la OEE, incluyendo a Norman Borlaug, se unieron al CIMMYT.

Norman Borlaug, junto con su equipo de colaboradores mexicanos, se dedicaron durante más de 20 años al desarrollo de variedades semienanas de trigo que superaron a las variedades criollas que tradicionalmente se cultivaban en México, pues poseían un gran potencial de rendimiento, resistían la roya del tallo (un grave problema del trigo en aquella época) y no se volcaban (acamaban) con la aplicación de fertilizantes. Con los rendimientos producidos por las nuevas variedades, para finales de la década de 1950, México era autosuficiente en la producción de trigo.



Convencido de que "no habrá paz en el mundo con los estómagos vacíos", Borlaug innovó en el campo de las semillas híbridas y defendió la investigación como único medio para reforzar la producción de alimentos.

En poco tiempo, muchos países como India, Pakistán, Turquía, Túnez, España, Argentina, China, se beneficiaron con las nuevas variedades y la tecnología desarrollada en México. Con la siembra de los nuevos trigos semienanos, México e India lograron duplicar su producción de trigo entre 1966 y 1971. Había comenzado la Revolución Verde.

Muchos expertos consideran hoy, que la "revolución verde" iniciada por Borlaug, que permitió modernizar las técnicas agrícolas, evitó una hambruna mundial durante la segunda mitad del siglo XX y pudo haber salvado hasta 1000 millones de vidas.

Aunque en algunos casos Borlaug fue criticado por querer imponer una suerte de monocultivo agrícola en zonas enteras del mundo, la mayoría lo recuerda como "el hombre que alimentó al mundo", tal como se titula un libro publicado sobre él en 2006.

Borlaug recibió, además, las dos mayores distinciones civiles que, en Estados Unidos, otorga el Capitolio: la Medalla de la Libertad y la Medalla de Oro del Congreso. También obtuvo condecoraciones de numerosas universidades, desde la India hasta Bolivia.

1 Comment:

  1. Anónimo said...
    Hay hombres que luchan un día y son buenos. hay otros que luchan un año y son mejores. hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. Bertoldt Brecht

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