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Converted by Falcon Hive

Por: Nestor Roulet

En la campaña 2008/09 hemos producido treinta y dos millones de toneladas menos de granos que en la anterior, nuestro rodeo ganadero bajó en forma alarmante, sobre todo teniendo en cuenta que para compensar la merma de carne proveniente de los novillos y novillitos –machos– tuvimos que faenar vaquillonas y terneras las futuras madres–, por lo cual no podremos reemplazar a las vacas viejas.
En lechería pasamos de 15 mil tambos a menos de 10 mil en la actualidad, año a año tenemos menos ovinos y es totalmente inviable la producción de lana. Los tabacaleros están mal, los productores de frutas no pueden sobrevivir. ¿Podemos decir que el campo está bien?
No hay duda que algo está fallando, ya que en un país que tiene ventajas competitivas para producir alimentos, hoy –a causa de “este modelo”– lo está dejando de hacer. Y la conclusión es simple: no se puede producir porque todas las intervenciones que está haciendo el Gobierno son totalmente negativas.
La gran pregunta es: ¿Por qué el Gobierno está destruyendo, casualmente, al sector más competitivo del país? ¿Se imaginarían que un país como Japón hiciera una política en contra de las automotrices? ¿O que los países árabes taparan los pozos de petróleo?
Esto es lo que le pasa a la Argentina, que se achica, que cada año produce menos y en consecuencia produce menos saldo exportable, es decir deja de entrar dinero que pone un francés, un alemán, un español, un brasileño, para que todos los argentinos vivamos mejor.
Porque si no se produce grano, el grano no está, no existe, por lo tanto no se puede transportar, no se puede cosechar y no se puede moler. Si no se puede transportar significa que el camión no anda y si no anda el camión no se rompe y si no se rompe el mecánico no tiene trabajo. En definitiva, con una menor producción perdemos todos.
¿Y por qué se produce menos? Las causas son: falta de rentabilidad y previsibilidad.
Cuando me preguntan por qué cada vez se siembra más soja, la repuesta es lógica: porque no hay ni rentabilidad ni previsibilidad en la ganadería, en la lechería, en el trigo, en el maíz.
¿Quién va a dejar una ternera lechera que tarda tres años para que le saquemos el primer litro de leche si no sabés cuanto vas a cobrar el mes que viene? ¿Quién va sembrar trigo si te cambian las reglas de juego todas las semanas y cuando vas a cosechar aprietan telefónicamente a los eslabones de la cadena intermedia para que paguen tal o cual precio?
Este Gobierno echó las vacas del campo y desalentó la siembra del trigo y del maíz –los que nos aseguraban la sustentabilidad del sector agropecuario distorsionando los mercados, usando a la ONCCA y la Secretaría de Comercio Interior para ese objetivo.
Hoy corre serios riesgos el futuro de nuestros suelos y por lo tanto el futuro de todos los argentinos.
¿Qué logró esta política? Que los dos extremos de la cadena sean los castigados –al productor le pagan poco y al consumidor le cobran más–, en beneficio de unos pocos.
Como resultado final hoy tenemos una concentración de riqueza en los eslabones intermedios, por eso siempre afirmo que este es el gobierno de mayor concentración de riqueza. El ejemplo claro es que hace diez años, del total de la facturación del país las 250 empresas más grandes participaban en alrededor de un 36% de la misma, hoy superan el 50%; este es el famoso progresismo kirchnerista.
¿Cómo puede ser que recibamos el mismo precio por el novillo que en el 2005 –$ 3,5 /kg– mientras la carne en el mostrador aumentó un 80%? ¿Cómo puede ser que paguen por el litro de leche en el tambo lo mismo que en mayo de 2007, y los productos lácteos hayan aumentado más de un 40%?*
Por eso es mentira que todo se hace para defender la mesa de los argentinos: todo se hace para defender el bolsillo de unos pocos.
¿Cuál es la solución? Empezar a transparentar los mercados y ponerles límites a las intervenciones, ya que de nada sirve que bajen a cero las retenciones del trigo o del maíz si la Secretaría de Comercio Interior sigue llamando por teléfono para que paguen el precio que les conviene a estos empresarios socios funcionales del Gobierno.

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