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Por Dr. Héctor D. Pérez Lamela
estudio@perezlamela.com
www.perezlemela.com

En materia económica, las razones del adelantamiento de las elecciones reposan sobre los siguientes ejes:

Control y manejo del tipo de cambio y las reservas.

Caída del empleo y la actividad económica.

Deterioro de las cuentas fiscales.

Necesidad de retornar al FMI por financiamiento.

Los desequilibrios actuales en estos temas son profundos, con el adelantamiento de las elecciones, el gobierno piensa que podrá minimizar los costos políticos que le ocasionará ajustar los mismos ante el desborde que se provocaría de prolongarse a octubre. Dicho en buen romance, tengo plata para soportar tres meses más, después de las elecciones, ajusto y evito pagar costo electoral previo.

Nada más lejano al pensamiento de un estadista, para el gobierno es más importante un resultado electoral en una elección de legisladores que la salud económica y social del país en su conjunto.

Pero no obstante el egocéntrico y mezquino proceder, el primer gran riesgo que deberá enfrentar, es que el parate económico típico de los meses previos a una elección, se le adelante junto con la fecha del comicio y profundice los desequilibrios que pretende diferir. Y que una vez finalizada la contienda electoral, no tenga la fortaleza política para producir el reacomodamiento de las variables de ajuste.

Con respecto al dólar y las reservas, no cabe duda que un ajuste de cierta importancia es ineludible. La demanda del dólar por el sector privado, ante la desconfianza y la falta de opciones de resguardo e inversión, sumado al conflicto con el campo, que no permite una fluidez de liquidez en el mercado para equilibrar la demanda de u$s billete, hace necesaria la intervención del BCRA aplicando reservas para poder contener una suba desmedida que, aunque necesaria en términos competitivos, pueden generar mayor incertidumbre y estanflación de precios. Esta situación es muy difícil mantenerla hasta octubre, pero también lo será hasta junio.

La actividad económica y el empleo, ya desde el último trimestre, se vienen desacelerando, por supuesto que las malas noticias de cierres de fábricas, suspensiones y desempleo, serán menores en junio que en octubre, pero el gobierno olvidó en su cálculo estratégico, que los períodos pre electorales demoran toda decisión de inversiones por la lógica incertidumbre de los hombres de negocios, el adelantamiento aumentará el parate ya existente por todos los demás motivos que hoy nos tocan vivir y que son de público conocimiento.

El gobierno hizo de su manejo de la caja una de las fuentes de poder, con un uso discrecional dejando de lado la posibilidad de construir reservas para tiempos de vacas flacas, como los actuales. Los fondos que parecían cuantiosos, ya no lo son tanto, la baja de los precios de los commodities y la fuerte salida de capitales deprimieron los niveles de recaudación fiscal, disminuyendo considerablemente el poder de financiamiento de la campaña, en este sentido el cambio de fechas, le permitirá al gobierno gastar lo mismo pero en menos tiempo, creando la sensación de una mejora temporal en el gasto destinado a obras públicas en algunas provincias y municipios. Como quedarán las cuentas después de las elecciones? – la repuesta es una bomba de tiempo que a ningún economista le gusta explicar.

Por último, volver al FMI, hoy al ex presidente en pleno proceso electoral, le resultaría políticamente incorrecto agachar la cabeza y explicar porqué tuvo que recurrir al organismo internacional después de haberlo degradado públicamente en todas los oportunidades que ha tenido, y además ha sido una de sus banderas de la independencia económica. Después de las elecciones, seguramente explicarán el cambio de política ante el FMI, debido a la crisis internacional y la conveniencia para el país de obtener una financiación a tasas blandas, que inclusive podría extenderse, hasta las elecciones presidenciales.

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