Por: Cardales Producciones
La China ha producido el salto más importante del mundo en el incremento del consumo de carne por cápita: en cuarenta años, desde 1961 hasta 2001, lo ha disparado un 1.345%; hoy consume, anualmente, 74 millones de toneladas de carne de las variedades aviar, vacuna y porcina; alcanzar estos volúmenes de producción implica la necesidad de contar con 340 millones de toneladas de granos, que no puede producir en su territorio de ninguna manera.
Cuando, junto con la India, ingresó al mercado global reclamando proteínas de mejor calidad, produjeron el boom de demanda de alimentos más espectacular de la historia de la humanidad, disparando los mercados granarios internacionales a precios jamás pensados.
Debemos sumar también, como consecuencia de aquello, la demanda en crecimiento sostenido ejercida por África, EE.UU. y la Unión Europea, pero no obstante, según estudios del Banco Mundial, es China quien viene haciendo, desde el año 2006, los aportes más significativos, en puntos porcentuales, al crecimiento económico mundial, en virtud a la fabulosa tasa de crecimiento anual de su PBI, que se estima, llevará a la China a superar a Japón hacia el 2020 y a los mismísimos EE.UU. hacia el 2040.
Es un desafío estratégico, para China, alimentar al 23% de la población mundial contando solamente con el 7% de los recursos hídricos y territoriales del planeta, las proporciones de producción nos muestran que China dispone de una hectárea arable para abastecer las necesidades de diez personas, cuando el promedio mundial es de una hectárea para cinco personas. Independientemente de los esfuerzos chinos por aumentar los rindes de su producción es imposible luchar contra las limitaciones territoriales que impedirán, seguramente, la duplicación de la producción actual, por lo tanto las estimaciones que suponen que China se verá, en un par de años, obligada a importar cerca de 50 millones de toneladas de soja, gozan de perfecta veracidad, sólo una cosa hay que tener en cuenta: para poder llegar a la importación de semejante volumen, es indispensable contar con la producción sojera argentina.
Claro, Ud. Podrá decirme que estos guarismos pertenecen al mundo anterior a la crisis financiera internacional, que habrá que esperar a ver qué pasa; pero lo cierto es que, cerrado el primer trimestre del año 2009, inmersos ya en pleno proceso crítico, comenzaron a conocerse algunos números de la economía mundial, y China sorprendió favorablemente.
Si bien es cierto que el enfriamiento globalizado de la economía, ha producido notables caídas en los niveles de consumo interno y en los índices de crecimiento de todos los países del mundo, China exhibe orgullosa un índice de crecimiento del 6,10 % de su PBI para este primer trimestre, acompañado por un, no menos sorprendente, incremento del 16% en las ventas minoristas, todo esto a pesar del alza del desempleo y la caída del consumo registrados en las principales economías del mundo.
Parece ser que treinta años ininterrumpidos de crecimiento a tasa constante de un 9%, ha generado suficiente grado de confianza en la economía oriental, confianza que ni EE.UU. ni la Unión Europea han logrado todavía contagiar a sus mercados.
Por eso se explica que, una de las industrias más beneficiadas en la actual China, sea la automotriz. A diferencia de lo que ocurre en EE.UU. y Europa, donde atraviesan por el momento más duro de su historia, en China han batido records de ventas en este trimestre, incrementándolas en un 5% efectivo, alcanzando la inédita cifra de 1.110.000 unidades, vendidas en el mes de marzo solamente.
Confianza y únicamente confianza, hace que el 75% de la población china planee mantener y aumentar su nivel de gastos durante el resto del 2009 y todo el 2010, voluntad que puede indicar muchas cosas, entre las cuales encontraremos, sin duda alguna, que la demanda China por alimentos de calidad nutricional seguirá marcando un ritmo creciente en las relaciones comerciales con Argentina.
Esto convierte a China en un socio de alto valor estratégico para nuestro país, es indudable que el gigante asiático seguirá siendo el motor fundamental de la economía mundial, es muy probable que salga fuertemente fortalecido de esta crisis global, más aún de lo que lo logren Europa y EE.UU. Y, seguramente atará a su suerte, la suerte de aquellos países de los que dependa su estratégica política alimentaria, como somos todos los de esta región de América.
Y allí está nuestro desafío, ponernos a la altura de las circunstancias, y mostrarle a la China nuestra capacidad productiva: cuantitativamente, satisfactoria; cualitativamente, excelente; PREVISIBLE YALTAMENTE CONFIABLE, porque en China Compañeros, con la comida no se jode,…de verdad.