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Por Ing. Martín Fraguío
Director Ejecutivo de MAIZAR - Asociación Maíz y Sorgo Argentino
mfraguio@maizar.org.ar

El cultivo de maíz posee un enorme potencial de crecimiento basado en las proyecciones de expansión de la economía mundial, el aumento de la demanda de alimentos y el surgimiento de nuevos usos como los biocombustibles.

Nuestro país tiene una oportunidad única para impulsar el desarrollo de la cadena del maíz. La demanda internacional viene creciendo sostenidamente y también la demanda por los productos de su transformación. Para abastecer de manera constante esta creciente demanda el foco mundial está puesto en países como la Argentina o Brasil. Somos un gran productor de alimentos y tenemos un potencial enorme para incrementar nuestra producción. El potencial de desarrollo es inmenso y el maíz es uno de los protagonistas claves. Esta situación nos obliga a reflexionar sobre la posibilidad que tenemos y la importancia de lograr los acuerdos necesarios entre el sector público y privado a fin de desarrollar las estrategias que nos permitan capturar estas oportunidades.

El desarrollo mundial hoy está basado en la agricultura de los países más pobres o en desarrollo. Según datos de la FAO-OCDE, los derivados de la cadena del maíz son los que más aumentarán su volumen comercializado durante los próximos 10 años.

Fuente: Elaboración propia en base a datos FAO-OCDE

Excelentes condiciones para aumentar la producción

Al evaluar el posible crecimiento de la cadena del maíz es importante conocer el área agrícola disponible en la Argentina. Según el Atlas de Suelos elaborado por el INTA, la Argentina dispone de 45 millones de hectáreas de suelos cultivables de clases I a III (hoy se cultivan 32 millones de hectáreas) y 70 millones de hectáreas de suelos I a IV, a los que deben agregarse 7 millones de hectáreas de suelos de alto índice de productividad en las provincias patagónicas.

En la hipótesis planteada por MAIZAR el área sembrada con maíz y sorgo en Argentina debería crecer hasta 10 millones de hectáreas. Produciéndose así entre ambos cultivos cerca de 80 millones de toneladas de granos forrajeros en la campaña 2016/2017.

En este escenario de crecimiento de la demanda para usos tradicionales y emergentes, estimamos que nuestro país, en diez años, podría exportar 34 millones de toneladas de maíz y sorgo por un valor cercano a los U$S 6.000 millones y exportar productos de la cadena de valor por U$S 12.500 millones. Esto significaría triplicar las exportaciones actuales de carne y pollo, dejar de importar carne de cerdo y aumentar en gran magnitud las exportaciones de productos lácteos, con la seguridad de mantener abastecido el mercado interno. La transformación de materias primas en productos de mayor valor es esencial para el desarrollo de nuestro país. Algunos sectores encuentran por primera vez en su historia una oportunidad de crecimiento única y aspiran a transformarse en líderes mundiales con productos de alta calidad basados en la disponibilidad de maíz en gran cantidad a un bajo costo.

Los nuevos usos

La industrialización de materias primas agrícolas como el grano de maíz con fines energéticos es una de las actividades de mayor crecimiento del mundo. Los beneficios de la generación de electricidad, biogás y biocombustibles para motores puede tener un impacto central sobre la economía municipal, provincial y nacional. MAIZAR en su plan de etanol propuso que 10 millones de toneladas de maíz y sorgo sean destinadas a la producción de este biocombustible. Obteniéndose 4 millones de m3 para el mercado externo principalmente. El biogás se esta desarrollando a gran velocidad en la UE, China, India y otros países. Una de sus ventajas es que puede sustituir al gas natural y por lo tanto utilizarse en las redes existentes. La principal materia prima para producirlo es el silaje de maíz. Por lo tanto ante el desafío energético que encuentra la Argentina hoy proponemos que cerca de medio millón de hectáreas de maíz o sorgo sean cultivadas para producir biogás. Esta cantidad equivale a cerca del 10% del consumo de gas natural en la Argentina.

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En el mundo actual el desarrollo de nuevos materiales es la industria de mayor sofisticación y avanzada tecnología. La demanda adicional de gran valor agregado que significa esta industria es muy significativa para la cadena del maíz. La Argentina no participa de este sector de avanzada y promoverlo puede ser vital para posicionarnos en el mundo que se viene.


El papel del productor agropecuario es crucial en la estrategia de desarrollo de esta cadena de valor. Ha sido la figura clave en la adopción continua de nuevas tecnologías en todas las áreas: siembra directa, biotecnología, fertilización, maquinaria agrícola, etc. Su rol no se limita a sembrar y cosechar un cultivo sino que también estuvo históricamente involucrado con la transformación de forrajes en carne, leche, cerdos, pollos, huevos, lana y otros y es quien tiene la mejor posibilidad de transformar un insumo como el grano de maíz en productos de mayor valor agregado aumentando el nivel de empleo y de inversión en el interior del país.

Según un estudio realizado por la UCA (Universidad Católica Argentina) para MAIZAR, el empleo total generado por las cadenas de maíz y sorgo alcanzaría 2.599.202 personas en 2017, frente a los 859.531 en 2007, considerando los empleos directos e indirectos de las cadenas propias y derivadas del maíz y el sorgo.

El potencial de la cadena del maíz argentino solo podrá desarrollarse a partir de la coordinación de todos sus eslabones y del compromiso con una estrategia común que permita superar las barreras al desarrollo en el corto, mediano y largo plazo. Ese futuro solo será posible si la producción de maíz crece a gran escala y aumentamos la transformación interna en productos de mayor valor. La construcción de una cadena de valor que sea competitiva en el tiempo requiere planificación y el desarrollo de estrategias y acciones coordinadas y consensuadas, entre nuestros gobernantes y los distintos actores del sector público y privado, que en forma efectiva conduzcan a que la Argentina aproveche la oportunidad que presenta hoy el cultivo de maíz.

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