Por Ing. Rodolfo Luis Rossi
Presidente - ACSOJA
LA COYUNTURA SOJERA
La Asociación de la Cadena de la Soja, tienen 6 pilares fundamentales: Ciencia y Tecnología, Productores, Insumos, Comercialización, Industria y Usos y Servicios.
Son las entidades publico y privadas, que han contribuido durante tantos años al posicionamiento del sector que han confluido a trabajar en un sentido de cadena de valor, afrontando temas estratégicos de largo plazo y a la vez colaborando en la solución de las debilidades que en cualquiera de sus sectores, reduzcan la propia competitividad.
Los grandes temas se tratan y resuelven con la integración con entidades del sector público –INTA, Universidades, SENASA, SAGPYA - potenciando los cambios o adecuaciones necesarias en cuanto al crecimiento de la competitividad interna y externa.
Recientemente, la acciones no han escapado a la coyuntura desatada luego de la resolución 125. En este proceso la soja ha observado una relevancia en todos los sectores de la sociedad, antes impensado. También ha sido atacada sin fundamentos, solo basado en aquellos efectos negativos que como toda actividad económica produce, sin valorizar la enorme contribución que al país todo ha hecho la cadena de la soja.
El complejo soja ha logrado ser el sector con mayor competitividad de la economía Argentina que ha resultado en enormes beneficios, que se han extendido no solo a los ciudadanos del interior del país, sino que se ha hecho perceptible en las comunidades urbanas, sumado a los beneficios indirectos que la presión ejercida sobre el sector, permitió desarrollar un plan económico que fue fundamental en la recuperación de la economía.
Sucesivos comunicados de la entidad fueron jalonando un accionar, que tuvo en su apoyo a las gestiones de la Mesa de Enlace su mayor compromiso. Para Acsoja, es un orgullo que tres de las entidades sean miembros plenos de nuestra entidad.
Hoy la situación se ha modificado. Debemos rescatar los muchos elementos positivos, que género en el contexto local, una decisión inconsulta y con objetivos recaudatorios, que luego se quiso justificar, en base a la desinformación. La soja también contribuyo indirectamente, a crear más federalismo, más respeto y un mejor rol para las autoridades legislativas, mayor comprensión de la importancia de la agroindustria en la generación de riqueza, trabajo y contención social, producto de la trama productiva que este cultivo genera. La soja puede convivir técnica y económicamente, con cualquiera de las producciones agropecuarias. Más aun, necesita de ellos para garantizar la sustentabilidad de todo el complejo.
Sin embargo, muchos de los efectos negativos, todavía subsisten. Hoy nuestra principal tarea, es reconstruir el inmenso capital social que la cadena había formado. Cada parte debe tener el compromiso hacia la mayor transparencia y equidad en los beneficios de la creación de valor que se realiza, y jerarquizar la interdependencia que entre los sectores se genera.
A nivel internacional, la controversia generada en el mundo sobre la manera de responder a la demanda de alimentos, ha hecho que la asociación se haya alineado en dos grupos de trabajo internacional de relevancia. La Ronda de la Soja Responsable, impulsada por los países europeos, pretende incentivar la producción sustentable, con una meta de certificación, bajo principios y criterios acordados entre los interesados. En otro orden, se ha formado la Internacional Growers Soybean Association, en la cual se unen las entidades sojeras de los países productores, con el fin de trabajar en la generación de mercados y de las buenas prácticas agrícolas bajo consenso internacional.
LA AGROINDUSTRIA SOJERA
El cultivo y la producción de soja han crecido en forma significativa en los últimos años. La expansión de la frontera agrícola, tiene en la soja a su principal responsable, avalada por la buena adaptación a las diferentes regiones agro ecológicas, el destacado desarrollo varietal, la incorporación de biotecnología, alta tecnología y los menores costos de producción, en relación a otras actividades agrícola- ganaderas.
La Argentina ocupa el tercer lugar en la producción de soja, luego de EEUU y el Brasil, pero es la primera exportadora de aceite de soja y harinas, como también importante exportador de granos de soja. La Argentina justifica el 42% del mercado exportador de proteína de soja ( Europa es nuestro ppal mercado)y más del 60% del aceite ( India y China lo demandan).
La superficie record de la campana pasada con 16,6 millones de has. se ha distribuido en numerosas provincias. Las provincias Argentinas siembran los porcentajes siguientes como promedio del último quinquenio: Córdoba 31% , Santa Fe 30%, Buenos Aires 21%, Entre Ríos 5%, Chaco 3,6%, Santiago del Estero 3,6%, Salta 2,6%, Tucumán 1,6% y el resto el 2,4%.En cuanto a producción las provincias contribuyen de la siguiente manera: Córdoba 27,5%, Santa Fe 25,4 %, Buenos Aires 26%, Entre Ríos 7 %, Chaco 3,4 % entre las más destacadas.
Gran parte de la soja se hace luego de otros cultivos o en cultivo sucesivo. Solo el 20% puede definirse como monocultivo. Por ello la soja no es monocultivo sino que prevalece sobre otros.
La producción global de soja sigue creciendo y la demanda de los diferentes subproductos la acompaña. Son altas las expectativas de continuo crecimiento de la producción de los países del Mercosur en el complejo soja, y en ellos se encuentran las reservas de superficie más importantes, lo que seguramente va a incrementar el protagonismo de nuestros países en los próximos años. Desde la temporada 2002-03, la producción regional superó por primera vez a EEUU, lo que marca un punto de inflexión muy relevante para la región y el agro negocio sojero internacional.
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Sin embargo, las unidades requeridas de estos, valoradas en cuanto a unidad producida, es la manera de analizar la eficiencia de los sistemas productivos. Hay estudios que demuestran que en los últimos años el menor uso de energía, agroquímicos, agua, es una constante en los principales países productores de soja.
La principal variable para mantener esta tendencia, es el logro de mayor rendimiento. Esta variable es por lejos la que nos permitirá afrontar las demandas futuras. Basar el incremento en la mayor superficie, es una solución fácil, rápida, no tecnológica y no intensiva. La productividad es lo opuesto.
Se estima que para el ano 2030 el consumo de pollo y cerdo crecerá en 120 MT, un 67% de la cifra actual, lo que demandará aumentar la producción de harina de soja en un 65%, requiriendo a estos niveles de rendimiento mundial -2350kg/ha – 60% mas de superficie sobre las 95 millones actuales. Pero es en función de los rendimientos medios mundiales, que los escenarios pueden ser bien diferentes. Rendimientos de 3000 kg por ha suponen una fuerte desaceleración del crecimiento en superficie. Estos niveles son perfectamente logrables.
El efecto que sobre la demanda impulsa el uso del aceite de soja en el mercado del biodiesel, agrega un ingrediente más a esta situación.
La Argentina ha basado su crecimiento productivo, en mayor productividad asociada al rendimiento. Mientras la superficie creció un 120%, la producción lo hizo en un 250%, aun con un avance en la frontera agrícola hacia regiones submarginales.
La competitividad del complejo sojero tiene su base en las siguientes fortalezas:
- Alta competitividad en la producción de soja. Los rendimientos promedio son de los mayores del mundo y en continuo crecimiento,
- La soja se ha convertido para el productor en la “mejor opción de cultivo”. Los márgenes brutos de la soja son superiores a los otros cultivos, y hacen un uso menor de capital e inversión por unidad de superficie.
- Expansión en todas las áreas agrícolas y ganaderas. Este crecimiento consolida al cultivo, con diferentes modalidades y competitividad, como proveedor de materia prima para la agroindustria.
- Favorables condiciones climáticas en las nuevas regiones. Esto ayudó a la expansión inicial en las zonas submarginales, aunque el riesgo climático debe ser reducido con la aplicación de un paquete tecnológico adaptado a esas situaciones.
- Plena actividad del mejoramiento genético. El lanzamiento continuo de nuevas variedades de mayor potencial de rendimiento y la diversificación de los grupos de maduración adaptados a las nuevas situaciones de manejo en las diferentes zonas agro ecológicas. Se destaca un atrazo considerable en las solicitudes de liberación al medio de nuevos eventos biotecnológicos.
- Activa participación de Instituciones y empresas organizadoras de eventos de difusión.
- Productores habilidosos y competitivos. El productor es inquieto y está permanentemente ávido por obtener el mayor conocimiento para producir más y mejor ante las difíciles condiciones macroeconómicas en las que se produce en la Argentina.
- Comercialización fluida de la soja transgénica. A pesar de las presiones externas en contrario, la Argentina no ha tenido ni tiene problemas en la colocación de sus producciones.
- Gran competitividad de la industria de procesamiento industrial de la soja. Las permanentes inversiones, la modernización de las plantas y la ubicación estratégica del Polo agroindustrial sobre la rivera del Paraná, agrega un factor fundamental en la competitividad local de la cadena. En los últimos años se invirtieron más de U$1.500 M en nuevas plantas y ampliaciones sobre el complejo agroindustrial Rosario. LA capacidad de crushing local se incrementó de las 90.000 tm a las 140.000 tm diarias.
- Desarrollo de puertos y de vías navegables. La privatización de los puertos y el dragado del Paraná fueron elementos decisivos en la logística de exportación. La ampliación de la cota vigorizará aún más esta situación.
- Cercanía de las zonas de producción de los puertos e industrias. Se favoreció la instalación del procesado sobre la rivera del Paraná, pero por otro lado las provincias mediterráneas han frenado las inversiones.
- Incremento de las capacidades de almacenaje en campo. La distorsión respecto a otros países productores, se ha balanceado por las inversiones en nuevas plantas y el uso del silo bolsa.
- Moderno sector comercial con instrumentos de mercado, contratos, financiamiento: acopios, corredores , Bolsas de Comercio y Cereales,
Es el rendimiento el componente mas importante que se coloca en la ecuación, para decidir que cultivo sembrar, que rotaciones encarar, y una suma de otros en función a los beneficios económicos que resulten.
La tasa de incremento de los rendimientos en el futuro por Ganancia Genética será similar, en base al trabajo permanente de los programas, con los nuevos aportes de la biotecnología, y al ajuste del manejo de cultivos. La mejor adaptación de variedades a ambientes particulares, mejorarán los rendimientos en las nuevas regiones o ante factores más limitantes (enfermedades, sequía, salinidad, etc). |
Sin embargo para que esto se concrete, es urgente promover una justa normativa en cuanto a la propiedad intelectual en semillas.
La agregación de valor en la Cadena de la Soja se hace imperiosa en la Argentina, para la creación de fuentes de trabajo. Con solo un 40% de mayor producción, el Brasil genera 10 veces más mano de obra en base a soja.
El principal mercado para la proteína de soja es el sector pecuario – carne, leches, huevo - que ha crecido sosteniblemente en los últimos 55 años . Otros productos derivados de la soja que se consumen en ese sector son los concentrados proteicos, fosfolípidos, aceite y cascarilla. Esto muestra el importante rol de la producción animal en determinar el consumo de soja a escala global.
Desde el punto de vista nutricional, la principal ventaja de la harina de soja para la producción animal es su alto contenido de proteína rica en algunos aminoácidos digestibles particularmente lisina y triptofano. Hay características que afectan el uso de la soja y que el mejoramiento genético puede modificarlas. Merecen mencionarse el incremento de la concentración de proteína en grano, mayor lisina y aminoácidos sulfurosos, la eliminación de factores antinutricionales, la excesiva concentración de ácidos grasos omega 6 y la variabilidad en su composición química y nutritiva.
La Argentina produce grano de alto porcentaje de aceite, apetecido por la industria, pero el de menor valor proteico.
Es necesario desarrollar un sistema para incentivar el uso de variedades seleccionadas con alto valor de Profat (proteína + aceite).
Reciente avances en investigación genética en el desarrollo de fibras naturales aparecen como oportunidades para nuevos y mejores productos naturales de fuente renovable que son reciclables y biodegradables.
Sin embargo las nuevas tendencias del consumo más sofisticado de la harina de soja, necesita de nuevas variedades, pero que para que se concreten merece la atención y el compromiso de los sectores de la producción y el comercial.
No hay dudas en la contribución que puede hacer la soja para generar valor agregado local en la producción de la proteína animal.
En el área general de los alimentos a base de soja, si bien la proteína es un componente fundamental, particularmente el de las bebidas elaboradas en base a soja, crece sostenidamente en el Brasil (900% en el último trienio) y las perspectivas para la producción de sojas especiales con valor de procesamiento agregado resultan muy promisorias.
La modificación de la calidad de aceite en soja, para consumo humano e industrial, es un objetivo mayor en los programas de mejora en el mundo.
El contenido de aceite en la soja esta compuesto por 5 ácidos grasos mayores, palmitito, esteárico, oleico, linoleico y linolénico. Cambiar la proporción de estos ácidos grasos, reduciendo palmítico, incrementando oleico y reduciendo linoleico, mejorara las aplicaciones y usos para alimento, biodiesel, y otras aplicaciones del aceite.Para obtenerlos se apela a la recombinación genética, mutaciones o transgenesis. Estos caracteres están también influidos por el ambiente, tal los estudios locales.
Granos desarrollados en altas temperaturas aumentan la proporción del oleico, reduciendo el linoleico y linoleico. El palmítico y el esteárico generalmente no son afectados.
Las empresas biotecnológicas internacionales vienen trabajando fuertemente con nuevas variedades convencionales y se anuncian novedosas variedades transgénicas que cambiarán los mercados, segmentándolos y creando nuevas posibilidades de competencia de la soja con otros aceites. Las novedades anunciadas incluyen: bajo linoleico –alto oleico, aceite omega 3, alto esteárico, entre otros y aumento en la cantidad de aceite. Dado que estos eventos son patentados, en principio serán producidos fuera de la Argentina.
La búsqueda de materiales más ambientalmente amigables, que puedan sustituir los aceites minerales, en aplicaciones industriales, está siendo considerada en el sector de la energía, los lubricantes y los biocombustibles. La calidad de la materia prima, determina las características de calidad aceptadas por las normas en los países de destino.
En base a la información disponible los rendimientos de la soja seguirán incrementándose, a nivel de predio y en el promedio de país, en una conjunción cada vez más fuerte entre variedad y manejo. En el gran mercado sojero mundial, adonde la demanda crece año a año, es fundamental el incremento de los rendimientos para producir más, en menor superficie. La correcta caracterización del ambiente productivo es un elemento básico para el suceso.
Hoy en ensayos oficiales, las nuevas variedades han mostrado saltos en rendimiento, superiores al 10%. Las mismas comenzaran a estar en mano de los productores en esta próxima campana. Por rendimiento y adaptación a condiciones de menor productividad como la sequía, permitirán aumentar el rendimiento promedio nacional.
La ecuación económica en el final de proceso de industrialización de la soja, necesita de una calidad balanceada. En esta etapa de precios relativos tan volátiles entre los componentes de la soja, es difícil predecir cual componente será más importante para determinar los beneficios finales. La demanda de biocombustibles ha valorizado la componente aceite, sin embargo es en las harinas proteicas adonde radica el principal sustento a largo plazo.
Por ello se requiere sojas con un porcentaje de aceite algo mayor al actual y con un piso alto en los valores de proteína. Los incentivos para la generación de nuevas variedades y una producción en escala comercial significativa, que sustente los beneficios al final de la cadena, deberán incluir estímulos económicos.
La cadena sojera continuara creciendo, sustentable y responsablemente, en un concierto local en que todas las producciones se potencien.
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