Por: Hugo Nario
La Agricultura
Las tierras de pan llevar
El primer trigo de que se tenga memoria en Tandil espigó en el verano de 1850 sembrado y cosechado por un dinamarqués Juan FugL, muy cerca de donde pareciera que abarca hoy día la mirada de su estatua.
Cuando Fugl comprendió que la alegría de su cosecha no generaría expectativa alguna de lucro si no continuaba su proceso, construyó un rudimentario molino, y en él obtuvo la primera harina que se haya molido en Tandil. Luego algunos criollos emprendedores se entusiasmaron con los buenos resultados obtenidos por el dinamarqués, y sembrando ellos también, las muelas de granito talladas por el mismo Fugl trituraron granos de cereal de esos vecinos. Poco después Fugl cerraba el ciclo entre la producción y el consumo, instalando una panadería en el pueblo.
..de regreso de su primer viaje a Dinamarca, trajo de allí ideas, planos y experiencias para construir otro en su reemplazo, aunque accionado por la fuerza de las aguas del arroyo, hoy llamado del Fuerte, que cruza los terrenos que entonces pertenecían a su chacra, muy cerca de donde ahora se levanta el dique.-
La cuenca lechera
Del origen modestísimo al emporio quesero
Como todas las actividades campesinas
La producción lechera en los tambos fue, por mucho tiempo, complementaria de otras actividades campesinas, y su ordeño reservado casi siempre a las mujeres y a los extranjeros.
Hay una idea generalizada de que han sido inmigrantes vascos los que, mayoritariamente, se dedicaron atrabajar en los tambos y a repartir la leche a domicilio, apreciación popular que nunca ha sido respaldada por estadísticas y encuestas de otro tipo.
Pero en la elaboración de quesos en Tandil, fue un italiano –Console Mottalini- quien, a fines del siglo pasado, se dedicaba a ello y, según el historiador Gorraiz Beloqui, lo hacía transportar en carretas a Buenos Aires. También elaboraba manteca, en una pequeña fábrica que se levantaba en la intersección de la Avenida del Calvario y Rivadavia, a orillas del Arroyo Blanco (hoy entubado) cuya corriente seguramente aprovecharía Mottalini para desprenderse de los desperdicios de la fábrica. Dice HORRAIZ Beloqui que elaboraba diariamente unos 200 litros de leche, y que más tarde logró la incorporación de algunos capitales a su quehacer lácteo, entre ellos el aporte de José Maria Iturralde, lo que le sirvió para mejorar su volumen de producción hasta llegar a un promedio anual, entre 1896 y 1909, de cuarenta mil kilogramos de queso. Sobre la falda de la sierra que se halla al oeste a la ciudad y algunos conocen como “de Garibaldi”, más allá de donde nacen las calles Belgrano y San Martín, hay una quinta que todavía los antiguos conocen como de Esmenotte. Cuando sus eucaliptos no habían crecido tanto, era visible una alta chimenea industrial construida con ladrillos, y que marca el lugar donde también tuvo su quesería Esmenotte, que –por las referencias de la memoria popular- llegó a exportar a Europa. Esmenotte era ciego, y se decía que la desgracia provenía de un fallido intento de suicidarse, cuando, antes de la Primera Guerra Mundial, perdió todo un cargamento de quesos en aguas del Mediterráneo. Algunos creen que fue porque torpedearon al barco y otros, porque el envío se había echado a perder.
En 1896, Enrique Schoch, por encargo de la firma ingles Lowel & Christman Ltd. Fundó la fábrica La Tandilera , con el objeto de elaborar crema, por primera vez en el partido; pero como, al parecer la leche producida en la zona no era suficiente para sus planes, vendieron en 1904 el establecimiento al inglés Alfred W. Wesley, que se había hecho cargo de reorganizar la empresa con la colaboración del compatriota E.Reynolds.
Por el contrario, Wesley, en lugar de aceptar la situación, se había propuesto de modificarla, y se lanzó por todos los medios a promover la organización de tambos en el partido, estimulando la producción de leche y trayéndola desde distancias mayores con tal de asegurar la provisión suficiente de materia prima. Dentro de esos planes, nacieron tres fábricas más dependientes de La Tandilera: Manterola, San Martín y El Carmen.
Por ese tiempo, un español de apellido Núñez creaba otra empresa y prontamente organizaba cremerías en distintos puntos de la zona, como Iraola, De la Canal y otras poblaciones incluidas en el radio de influencia de Tandil, que en poco tiempo ofrecieron un perfil desusadamente industrial en aquellas soledades rurales, con construcciones de dos o tres plantas, calderas y chimeneas.(Hoy día, abandonadas, allí donde todavía sus ruinas se hallan en pie, provocan a la distancia el espejismo de fantasmales castillos en pleno corazón de la pampa).
La Tandilera, como empresa, fue convertida en 1912 en sociedad anónima y sus accionistas principales, fueron Wesley y Nuñez…invirtieron el primer millón y medio de pesos en reorganizar su planta, cuya conducción confiaron a los hermanos Juan, Renato y Oduando Cantarelli, que habían venido de Italia con suficientes conocimientos….A la producción tradicional, los Cantarelli incorporaron el queso tipo “Chubut” también conocido como “de postre” cuyas hormas no excedían el kilo. La Tandilera industrializaba virtualmente la totalidad de la leche producida en el partido, excluida la destinada al consumo familiar. Ese año produjeron casi un millón y medio de kilogramos de queso y cerca de 600 mil kilos de manteca...
En 1900 había habido otro emprendimiento singular. Emilio Delpech, francés radicado desde tiempo atrás en la Argentina con su padre (para desarrollar el negocio de lanas) ideó promover la instalación de tambos en la zona de Tandil. Pidió a su hermano Jorge, que era ingeniero, el diseño de una fábrica láctea, que estuviera dotada de electricidad. Sobre el arroyo Chapaleofú, construyeron un tajamar con su canal y puertas de desagüe para casos de crecientes, con lo que elevaron a dos metros y medio el nivel del agua del arroyo que alimentó desde entonces una turbina que producía 20 caballos de fuerza, y no solo movía todas las maquinas de la fábrica, sino que encendía gran numero de lámparas en un espléndido parque de 25 hectáreas y sus viviendas. Emilio Delpech…se jactaba de entregar poco después a La Tandilera, en primavera y otoño, hasta 500 kilogramos de grasa butirométrica por día.
En 1904, Tandil tenía siete cremerías, una quesería y una mantequería. Poco después, ocho fábricas (algunas concentradas en manos de un mismo propietario) procesaban anualmente un millón de litros de leche extraída de los tambos propios, y adquirían otros seis millones con los que elaboraban unos 400 mil kilogramos de crema y 23 mil kilogramos de queso.
El propio Ferrocarril del Sud resultaba beneficiado con esta copiosa producción de primera calidad que la Capital Federal compraba para consumo y exportación. Un informe especificaba en 1921 que en el último quinquenio había transportado casi 8 mil toneladas de crema, y más de 7,5 mil de manteca.
…En 1913, la firma argentina Luis Magnasco y Cia., tradicionalmente vinculada a la industria láctea, convino en hacerse cargo de la distribución de la producción de la producción de La Tandilera en todo el país, y luego compró un importante paquete accionario que le permitió compartir su conducción. En 1923 Magnasco tomó el control total de la empresa. A comienzos de 1940 se hizo cargo del establecimiento el doctor Atilio Magnasco, que la condujo con eficiencia, hasta que, hace pocos años, fue adquirida por la firma Mastellone, propietaria de la marca “La Serenísima” , pero para desactivar su producción y transformar sus instalaciones en depósito…………………………-